martes, 25 de junio de 2013

Obvio

Obvio.
Escucho “Lose Yourself To Dance” de Daft Punk cuando estoy solo. Es como el pico la wea. Me subo solo a la micro, y pago el pasaje completo. Me siento solo en el asiento, y me siento solo. Pero lo último no se lo muestro a nadie. Y agarré asiento, así que bacán. Viejas culiás, quédense de pie. Si, las trompetas hacen ruido solo por mi,  ese es el espíritu.
Voy feliz en mi asiento mirando a las señoras que se rompen las caderas por culpa de la conducción de mierda del chofer. Ay! que feliz me siento por un segundo, hasta que la micro se llena de gente (gente que no puede quedarse de pie).
Ahora estoy parado, no puedo resistir la puta debilidad de las viejas y los viejos, ojalá se murieran ya y no atocharan el transporte público entre las nueve y las doce. (Si, le di el asiento a alguien, no puedo soportar la presión social)
Sigamos con lo importante, tengo la verga parada.
Pasemos a lo menos importante y esperemos que nadie en mi familia haya leído la línea anterior.
Me bajé a duras penas, feliz de respirar ese aire lleno de smog y alejándome de ese ambiente húmedo, con olor a pino de cebolla y perro mojado. Mejor morir que pasar más tiempo ahí. Y ya se transformo este texto en una lista de mierda que odio, es inevitable. Puto aspirante a George Carlin. Pero fome…
La verdad es que es fome todo esto: hijo único de padres burgueses, buena educación, puedo comer en restoranes y comprar copete en los carretes. Incluso me compré un cd antes de ayer. Mira el conchesumadre.
Pero obvio que mi vida está vacía. Obvio. No tengo el amor de la mujer que deseo, no soy el más destacado de mi área. No tengo hermanos y mis padres me comparan con mi hermano que nunca existió. Puta el cuento fome.
Pero conocí a Malena. Uff… Malena.
Estuve meses alucinando con ella. Su cuerpo no es tan alucinante; la verdad es que nadie la miraría mucho en la calle, pero a mi me obsesionaba. Bajita, pelo corto, nada voluptuosa, pero como me tenia.
Bueno, el asunto es que llegué a mi casa, apuñalé a mi viejo en la garganta, para que no gritara, y además para ver su sangre. Saltó un poco en su copete. Después fui a la pieza principal y enterré ese mismo cuchillo en el pecho de mi vieja. 16 veces. Dirán que es mucho, pero es difícil matar a alguien, requiere fuerza y dedicación, incluso con un vejestorio como ella.
Obvio que después me senté en la tina de mis papás, y obvio que me quise matar rápido. Me corté los brazos con el cuchillo de mierda que tenía, y obvio que no fue suficiente: Puta que duele la wea, y además uno sigue consciente por bastante rato. Ya, una puñalada fuerte en el cuello y por lo menos dejo de hablar. NO. Pendejo de mierda iluso, mejor saca tu iPhone y lee las mejores maneras de combinar queso y dulce de membrillo en Facebook.
La mejor combinación es con un queso manchego y un late harvest, pero te estas desangrando y no puedes hablar. Obvio que piensas en las pectinas y obvio que se te cruza por la cabeza la capacidad de gelificacion que tiene el membrillo gracias a ellas. Membrillo y apio es una combinación tremenda. Lástima que ya estas muerto.

Well, that escalated quickly.

miércoles, 19 de junio de 2013

Función de Gala

Llevo un poema cerca de mi corazón.
Se lo compré a un vago a 100 pesos.
Está en el bolsillo superior izquierdo de mi chaqueta;
hay muchos como el, pero este es mío.

miércoles, 12 de junio de 2013

Guillermo

Guillermo vivía en esos departamentos antiguos, de los sesentas. Ahí en Seminario, llegando a Providencia. Eran las 23:06 del jueves; el sabia que no debería haber tomado tanto, pero lo logro de todas maneras. Fue un turno largo y terrible, mal se pasó. Llegando a la puerta del edificio se revisa todos sus bolsillos en busca de las llaves. Obvio que no están.
Tocar el timbre, departamento trecientos veinte y uno, biiiiiip. Guillermo espera. Pacientemente. Un poco más. Nada.
Otra vez, trecientosveinteyuno. Suena el clic de quien responde al llamado:
“-Alo!”
“-María, soy Guillermo, ábreme porfa.”
“-Guillermo culiao, ándate a la chucha, si queris tus weas vuelve mas rato.”
Y ahí se quedó Guillermo, perplejo. Obvio que quería sus weas, pero no tanto. Tampoco quería a María de vuelta, no tanto. Por lo menos no quería verla, no ahora. Sintió sus llaves en un bolsillo de la chaqueta y procedió con la apertura de la puerta.
“-María, y a entré, voy a buscar mis cosas y me voy.” – Sintió Guillermo el ajetreo en la pieza de al lado y vio salir a la que había sido su amor.
“-Quedate voh con esta mierda de departamento, yo ya ni quiero saber de ti.” - Y salió María con sus maletas rauda por la puerta de entrada.
Entonces tenemos aquí a Guillermo, con sus calzoncillos en la mano y nada más. Camina hasta el sillón del living, ese que no lo hace transpirar cuando se sienta. Se sienta. El cuarto se ve gris, como cuando tus fotos son feas.
“-Parece que somos tu y yo.” – Le dice a su cajetilla de cigarros. Le queda uno. Fuera del cajón, encendedor, quema, bocanda profunda. Ahora Guillermo se siente tranquilo. No quiere ni necesita nada mas.
Mete su mano en el pantalón y saca el revolver que le había comprado a un wea un par de horas antes. Lo huele. Siente ese olor a metal descuidado, oxido y humedad. Su nariz pasa por todo el cuerpo del arma.
Mmm… agrio como se esperaba, la toma del mango con delicadeza, apoya el cañon en su sien, piensa en el columpio de su infancia y espera el clic que será el ultimo sonido que escuche en su vida.
Clic

No pasó nada, no había bala, Guillermo se va a acostar.